Subscribe:

lunes, 24 de septiembre de 2007

MONEDAS

Entra un señor borracho
al templo.
Mi esposa lo ve y se espanta.
Con la mirada, mi mujer
me indica que hay que cuidar
el monedero donde trae
treinta monedas de plata.
Ya no podemos orar,
ni cantar y poca atención
ponemos a quien predica.
Ningún hermano le dirige la palabra
al sujeto borracho.
Se termina el culto sin que nadie
haya entrado al reino de Dios.
El borracho se va
con sus mismas penas.
Lo importante es que salvamos
las treina monedas de plata.

No hay comentarios: